Me ausenté un poco, pero tengo muchísimas cosas que contar. Debo dedicar una entrada especial al Ghost month o Mes Fantasma, pero creo que será mañana.
Verán, el momento tan poco anhelado llegó a mí ayer por la noche, es decir: la méndiga nostalgia.
Resulta que llegó cuando me encontré sentada sola en la sala, usando la computadora, con una mamá temporal, dando vueltas entre su oficina y el negocio (el negocio está abajo del departamento) y me di cuenta de que en unas horas no iba a llegar una mamá que me contara qué tal había estado su día, una changa loca que se me trepara en cada oportunidad que tuviera y compitiera conmigo por todo o alguien que llegara y me dijera, “Hey, Sara!” mientras chocaba su puño conmigo… Me di cuenta de que todo ese afecto que recibía diario, esos abrazos, esos pequeños detalles, incluso eso reclamos, no estarían cerca por un buen tiempo… Esos “¿Verdad que yo más, mamá?”, “¡Los trastes!”, “Ailoviu, chinche, incluso esos “¡Hasta para allá, chinche, hace calor!”, jajaja. Todas esas cosas que parecen tan pequeñas, pero que son tan esenciales, tan parte de mi día a día y que por un rato estarán lejos de mí… (Quiúbo, ¿los hice llorar? Sé que me falta inspiración, pero hice lo que pude).
Pero no me mal interpreten, ¡me la estoy pasando muy bien! Creo que sólo me afectó un poco porque ese día mi mamá estuvo un poco “ruda”, aunque no creo que haya sido su intención; acá las cosas son diferentes, eso y una comunicación complicada por el idioma, puede que me hayan dado la idea equivocada. Pero me va muy bien, me tocó muy buena familia y estoy muy agradecida con ellos por ser tan lindos. Culpo a los chochos, porque no me los había tomado, jaja. Y hoy que estábamos haciendo todas las cosas acerca del mes, las ofrendas y eso, vinieron tíos a la casa y entendí a Will el día de su bienvenida. Todos hablando algo que no entiendes y tú ahí, sin saber qué pasa. Digo, aunque solía no incomodarme eso, en ese momento empecé a extrañar mucho a mi familia, nuestras carnes asadas, reuniones y todo eso tan divertido que me encanta… Pero no me la pasé mal, simplemente aún tenía la tristeza del día anterior, sólo me dio un poco de nostalgia. Y como dijo Paulo Coehlo, “Aquél que está acostumbrado a viajar, sabe que siempre es necesario partir algún día”
Y en efecto, lo sabía, y estaba metalizada para ello, solamente que no pensé que me fuera a llegar la nostalgia, o no tan pronto. Sé que muchos brazos abiertos me esperan así como yo a ellos, pero aún no es tiempo. Aún no quiero volver. Muchas aventuras y experiencias me esperan aquí, sólo fue un momento azul.
En fin, me retiro porque mañana madrugo. Y ya, les prometo que les platicaré pronto sobre el mes fantasma que es muuuuuy interesante. Como un día de muertos, ¡pero todo un mes!
Oh, y a todo esto, la tristeza se desvaneció mientras veíamos una película en un idioma oriental con subtítulos en chino (suuuuuper divertido… not, jaja) y de la nada, llevaron sandía. No pude haber sido más feliz. Pero era anaranjada, aún así, muy deliciosa.
Ahora sí, Wǎn’ãn
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