Oh, sí, de vuelta y mejorada. Jaja. Bueno, por lo menos con más ánimos.
Ahorita traigo una flojera inmensa, pero me dará más después, porque viene el fin de semana y por lo tanto, más cosas para contar.
Mi “tristeza”, además de ser parte de las fases del intercambio, se debió a que ya había pasado bastante tiempo sin tener realmente algo qué hacer en las tardes.
Afortunadamente hoy fue un día bastante activo.
En la mañana, me puse a caminar con Nicole en la pista de la escuela, después nos sentamos en el pasto a platicar (esa fue la parte relajante, jaja); en el receso, cada quién fue a su respectivo salón a comer y cuando acabé, me fui a la biblioteca. Nicole y Laura ahorita están en un concierto al que no yo fui porque no planeaba gastar tanto dinero para ver artistas que ni conocía, jaja, ¡pero me fue bien porque tuve esgrima! Debo admitir que no quería ir al principio, es decir, sabía que estando ahí me iba a gustar otra vez, pero en el momento, la flojera reinada en mí, trataba de seducirme, lo juro. Afortunadamente me resistí a sus encantos y terminé por ir a mi clase; mejor elección no pude haber hecho. Al llegar a la clase, el profe me dio un florete (véase la foto) que no sea si sea para zurdos, pero por lo menos sí puede ser usado más fácilmente por nosotros y me sentí especial, jaja. Se me hizo súper buena onda de su parte. Me gustaría aprovechar las clases para regresar y seguirle, lo mismo con la natación, no quiero que queden desaprovechadas. Que por cierto, hoy por fin regresé a mis clases de natación y fui la más feliz. No sólo por el ejercicio, sino por la satisfacción de saber que ahora puedes hacer algo que primero no sabías, luego sabías pero no podías y ahora ya lo haces, tal vez no excelente, pero sí mejor. Y la práctica hace al maestro, así que sin llorar. No planeo rendirme, sólo me queda seguirle para lograr mis metas.
En la semana salí dos veces y fui muy feliz, porque eso era lo que necesitaba para distraerme. Quedarse en la casa encerrada no deja nada bueno, en especial cuando bien podrías estar haciendo lo mismo en tu país y pues, no vine para eso, ¿verdad?
El otro día mientras caminábamos por Ximen (lugar lleno de tiendas, restaurantes y puestecitos) en una de las tiendas empezó la de “Danza Kuduro” y no pude resistirme al ritmo y al español, empecé a bailar ahí mismo, jajaja. Fue la cosa más chistosa, porque la encargada de la tienda nomás me veía, Nicole se volteaba, reía y no lo creía y muuucha gente se detenía a verme, pasaba y se me quedaba viendo, ay, no, muy chistoso, pero cómo lo disfruté, jajaja. Pero, soy extranjera, qué me importa, puedo darme el lujo, jaja 😛
Después nos encontramos con otros intercambistas y después de cenar, mientras caminábamos, junto a la ventana de un restaurante, estaba un cliente dormido en la mesa, con la boca abierta y en la pose perfecta para que nos tomáramos una foto con él. Mientras conseguíamos quién tomara la foto, una de las personas que también estaba comiendo ahí, comenzó a acercársele y pensamos que lo iba a despertar, ¡pero resultó que estaba posando para la foto! Jajaja. Lamentablemente se despertó y cambió de posición antes de capturar el momento, pero bueno, en la memoria de queda y si no, por lo menos en el blog, jaja.
Por el momento, mi memoria no da para más. Y ya sé, les debo la entrada de Hualien, pero es que no hay mucho para contar… A ver si este fin o el lunes les pongo fotos.
Y a dormir, que mañana tengo clase de Tai Chi y creo que eligen a los mejores… Valiendo, de los 30 que somos como 3 ó 4 son buenos o medio se lo saben bien. Yo sí quiero participar, pero aaah, a ver cómo me va.
Buenas noches Taiwán, buenos días, México.
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