Bueno, después de ausentarme tanto tiempo, es hora de ponerlos al día, pero en esta entrada, me gustaría enfocarme al tema más reciente: mi “mayoría de edad”.
Como muchos sabrán, el pasado 7 de diciembre fue mi cumpleaños número 18. El tan esperado número para muchos, que la verdad al principio a mí no me provocaba otra cosa que “miedo” o “nervios”, porque cada vez vienen más respons
abilidades… Si ni mascotas tengo para evitarlas… Jajaja, es broma, es broma. Bueno, a medias. La verdad que lo que no me gusta de crecer es que la sociedad espera que te empieces a comportar de cierta manera y ya no tienes el pretexto de ser pequeño para hacer o decir ciertas cosas, eso es lo chafa, jaja, aunque claro, también vienen las ventajas, pero también las complicaciones; pero bueno, no dejaré que se pierda la niña Sara que llevo dentro, es más divertida, jaja.
Y regresando al cumpleaños, cuanto más se acercaba la fecha, podía sentir la emoción.
Como el mero día teníamos viajé a Taipei, los hermosos de mis compañeros me hicieron una fiesta sorpresa el 6 de diciembre. Me encantó y quisiera tener muchísimos más adjetivos para describir toda mi felicidad. Mi primer fiesta sorpresa en lo que respecta a cumpleaños, porque de despedida, también tuve una mini-fiesta que me hizo muy feliz también (gracias a todos los participantes, por cierto).
Lo mejor del asunto, además del hermoso detalle de tener la fiesta, es que en el pizarrón habían escrito “Feliz cumpleaños” y mi pastel tenía un sombrero mexicano y decía “te quiero mucho”, frase que le enseñé a una de mis compañeras hace tiempo. Se me hizo un detallazo y bueno, ya se imaginarán mi felicidad.
También ese día, como despedida perfecta y sin querer de los 17 años, patiné en hielo por primera vez en mi vida. Sí, primera, jaja. Déjenme decirles que me encantó, me divertí mucho y sólo me caí una vez, jaja. Fui con Laura, Nicole, Emma (中文老師/maestra de chino)y Sherry, amiga loca que trabaja en la escuela. Lo más divertido del día fue que también era la primera vez que mi profe patinaba y ay, no, no podía estar de pie por más de dos minutos sin estar agarrada. En cuanto entro ¡moles! Al piso, jajaja. Y así fue durante los primeros 15 minutos, no salía del suelo, creo que se hicieron muy buenos amigos… Después de un rato de intentar enseñarle, por lo menos iba caminando por toda la orilla agarrada y medio la armó. Ah, cabe mencionar que unos de los que trabajan dentro de la pista (un señor ya medio grande) le preguntó que si había estado bebiendo, jajaja, ya se imaginaran cómo estaba que le preguntaron eso. Fue un día muy divertido.
(Nicole, Laura, su servidora y Sherry)
Después de la patinada, nos fuimos a Pizza Hut a desquitar el ejercicio… Jajaja. Que créanlo o no, sí acabas bien adolorido, pero la divertida ni quién te la quita.
Estando en pizza hut, me sorprendieron con un pastelito (el 3ro de lo que iba de la semana, jaja) y la historia del pastel está chistosa también, jaja.
Primero, el uno se rompió y por eso está tan chaparro y hundido, jaja. Luego mientras soplaba las velitas, uno de los adornos navideños se prendió en fuego y nos medio asustamos y empezamos a morir de la risa en lugar de apagarlo, jajaja. Cuando ya por fin lo apagamos, volteamos a ahí estaba Laura muy sonriente sosteniendo la vela con el uno todavía prendido como esperando indicaciones, jajaja. Y bueno, resulta que estábamos llenísimas, porque en Pizza Hut es buffet y como está un poco caro, tienes que desquitarle, jaja; por comer tanto, ya no teníamos espacio y decidimos posponer el postre. Después de un rato empezaron a ponerle los adornos, a quitarlos, a hundirnos y acabó medio feo; cuando íbamos camino al metro, lo traía en una bolsita y en una de esas algo me preguntaron y al responder muy feliz, levanté los brazos y la bolsa dio dos o tres vueltas y salió volando, jajaja.
Total que acabó hecho un desastre y al llegar a mi casa mi mamá nomás lo vio, lo puso en un traste y dijo que era para el desayuno de mis hermanos, jajaja.
Ahora, con lo que respecta al mero día, debo ser sincera: fue el peor cumpleaños de la historia de mi corta vida, la mera verdad. Pero también podría ser el mejor, porque gracias a eso, estuvo lleno de lecciones y después de todo, de eso se trata la vida: de aprenderlas.
Todo empezó muy bien, me levanté y alisté temprano para irme caminando a la escuela, porque después de Taipei, quería ir a algún otro lado y teniendo la bici, sería mas complicado (porque usamos el metro); al estar por irme, vi a mi mamá, nos saludamos y todo muy normal, me sorprendió mucho no oír ni un “feliz cumpleaños” de su parte… Eso sí me puso un poco triste, la verdad, pero no le di tanta importancia.
Al llegar a la escuela recibí pocas felicitaciones y me dio cura, pero también lo entendí porque la fiesta fue el día anterior. Laura me recibió con un caluroso abrazo que me hizo sentir como en casa y un café.
En una de esas, me quedé sola y como que quiso entrar la nostalgia, pero no la dejé.
Llegando a Taipei fue un desastre el decidir qué hacer y con quién irnos. Nos separamos de mis compañeros, fuimos solas, luego la actitud de las acompañantes no ayudó mucho y me sentí muy mal, me acabé yendo con unas compañeras a comer porque no dejaban de llamar y al regresar a mi casa pasé de dos a tres horas llorando. Sin duda un cumpleaños muy diferente, jaja.
Como tenía cena en mi casa ese día, salí, me puse a ayudar y ¡cuánta comida! Al final me la pasé bien y pude hablar con mi mamá, papá y hermana. Pero mi mejor regalo, fue que ya estando por irme a dormir, le agradecí a mi mamá taiwanesa, y me dijo “if you are happy, I’m happy” (si tú eres feliz, yo so feliz) y me abrazó. Un abrazo de a de veras. Y confieso que al escribir esto, se me hizo un nudo en la garganta y como que las lágrimas quieren salir, jaja. Sí la extraño y le estaré agradecida a primer familia taiwanesa siempre.
En resumen, este cumpleaños me enseñó que no hay que depender de nadie para ser feliz, la felicidad está dentro de ti y si hay alguien con quien siempre podrás contar, eres tú mismo, así que mantén una buena comunicación contigo.
Los amigos vienen y van, tampoco dependas de ellos para ser feliz y sin duda, la distancia no es un pretexto. Este intercambio me ha enseñado quiénes son verdaderos y quiénes no. Gracias a todos con los que me sigo comunicando igual que cuando estaba por aquéllos rumbos.
La familia tampoco te deja abajo y nadie como ella. Yo amo a la mía con todo mi corazón y estoy más que agradecida por tenerlos.
No porque trates bien a los demás, significa que serás tratado igual. De igual manera, no cambies. “Sé el cambio que quieres ver en el mundo.”
No esperes nada de nadie. (Lección que llevo mucho tiempo tratando de aprender y ahí va).
No porque trates bien a los demás, significa que serás tratado igual. De igual manera, no cambies. “Sé el cambio que quieres ver en el mundo.”
No esperes nada de nadie. (Lección que llevo mucho tiempo tratando de aprender y ahí va).
Pero me niego a que mi cumpleaños sea un día normal como cualquier otro; ese es un pretexto más de los adultos para que a uno se le olvide que se tiene que festejar de vez en cuando. No, no, el día que lo acepté, mi corazón habrá envejecido y me rehuso a dejar que eso pase.
En fin, estoy decidida a hacer de mis dieciocho un año inolvidable igual que los 17 que me trataron tan bien y que sobre todo, fue un año lleno de viajes. Creo que eso de empezarlos fuera de casa funciona, porque nunca he viajado tanto como viajé en los 17. Los 18 parecen prometedores, pero poco a poco se va escribiendo la historia y no tengo prisa por el final.
Life: bring it on!
Aquí les va un video que grabé el 6 de diciembre, día que quiero contar con la celebración oficial porque me la pasé súper bien.
Disculpen la voz, jaja, era medio tarde y no quería hacer mucho ruido.
6 de diciembre 😉
Disculpen la voz, jaja, era medio tarde y no quería hacer mucho ruido.
6 de diciembre 😉






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