Es sumamente difícil vivir con una mamá extremadamente honesta en TODO, en especial cuando es ajena. Qué difícil, de veras Aún así, aunque hay momentos en los que siento que ya no puedo más y sólo quiero a llorar, recuerdo que éstas son lecciones que tengo que aprender. Lecciones que aunque duelan ahora, me harán bien. Son buenas, yo sé que lo son, pero nadie dijo que fuera fácil, nada que valga la pena lo es. Espero que al final de todo esto, pueda mirar con cariño al pasado y no hacer nada más que agradecer y sonreír. Después de todo, de estos momentos malos, vendrá la fortaleza.

Chino: no me derrotarás. 

Ustedes extraños que me juzgan mal: no me derrotarán 😉 

Pero ahora sólo quiero un abrazo de mamá. La mexicana. 

Y todas las porras del mundo.