México vs. Taiwán

Bueno, aquí me tienen de vuelta después de mucho tiempo de ausencia. 
Pero no crean que son los únicos, mi diario también sufrió de un abandono que ya me reprocho, porque cuando no se tiene tan buena memoria, es malísima idea dejar de escribir lo que pasa. 
En fin, poco a poco espero anotar aunque sea un poco las ideas principales, aunque lamentablemente, sé que muchos detalles serán omitidos. Ni modo, eso me pasa por procrastinadora. 
Pero ¡he vuelto! La inspiración a llegado a mí otra vez y no puedo dejar pasar esta oportunidad.
Los pondré un poco al tanto de lo que ha pasado y después continuaré con lo que me inspiró a inscribir (además de la felicidad que siento, que es la que me motiva el 90% de las veces). 

He cambiado a mi tercera y última familia y no podría estar más feliz. 
Soy la única niña, así que soy la princesa, jaja. Igual que en mis otras familias, soy la de en medio, pero ahora no tengo hermanas; tengo dos hermanos, uno mayor y uno menor. Al principio eran más tímidos, pero ahorita ya hasta molesto al menor y el me molesta a mí, jaja. Les enseñé un poquito de español y los saludo con un “hola” y me dicen “¿cómo estás?”, jaja. También nos hacemos caras, jaja, es muy divertido. 

¡Mi papá es un bully! (La explicación viene más adelante) Jajaja. No habla nada de inglés, lo cual me conviene y es muy divertido y lindo conmigo. 

Mi mamá es cristiana, por lo que después de 7 meses, por fin fui a misa. Diferente, pero me gustó. También viene un grupo de señoras/muchachas los viernes a la casa y el oírlas cantar (aunque no le entienda) tan felices, en serio que me llena de felicidad y se siente muy bonito, en especial cuando ves el sentimiento que le ponen y te lo transmiten. 
Como soy la única niña, ella está muy feliz de tener una hija.

Ambos, mamá y papá son unos hermosos y siempre me presentan como su hija, lo cual hace que mesienta feliz 🙂
Aunque al principio sentí que mi libertad estaba un poco más limitada, ha mejorado y ya puedo salir más.
Cumplí 8 meses en Taiwán y todavía no me la creo. Ocho meses han pasado y aún no me cae el 20 de que estoy aquí y mucho menos de que en 2 meses no lo estaré. 
Es increíble que quiénes hace 8 meses eran completos desconocidos para mí, ahora son una familia para mí. Gente que te entiende, te escucha, te recibe, te trata como uno de ellos; gente que ves todos los días, todos los fines de semana; con ellos ríes, lloras, sales, comes, vives y una vez que regrese a México, no sé cuándo los volveré a ver… Aún no me la creo. No quiero creerlo. 
Pero bueno, ¡un pretexto más para viajar! 
Estos días he estado teniendo sueños sobre regresar, sobre lo que dejaré atrás,  lo que me espera más adelante, lo que me falta por hacer… No, no, ¡qué difícil! Por más que ame a México, mi familia y mis amigos, no estoy lista para separarme de todo lo que tengo aquí, en especial mis amigos, amigos que sé que serán para toda la vida porque si hay algo que he aprendido aquí, es que la distancia no es pretexto. Cuando se quiere, se puede. 
Y bueno, dos nuevas experiencias nuevas me han traído de vuelta aquí y espero regresar más seguido. Prometo ya no abandonarlos y me disculpo por la ausencia.
Lentamente los iré poniendo al tanto. 慢慢來!
Ah, esa es mi nueva filosofía de vida: 慢慢來, jaja. Significa: lentamente vendrá/lentamente viene.

Ayer, cuando iba de regreso a mi casa me detuve a ponerle dinero a mi tarjeta del MRT (metro), pero cuál va siendo mi sorpresa que al intentarlo, la máquina se comió mi billete de 500NT (250 pesos, aprox.). Afortunadamente, dos taiwaneses vieron lo ocurrido y trataron de ayudarme. De hecho, uno de ellos bien lindo hasta fue a hablarles a los de la oficina y les explicó lo ocurrido (si hay algo que me gusta mucho de aquí, es que la mayoría de la gente siempre está dispuesta a ayudarte, incluso si no hablas el mismo idioma; aunque ellos hablaban un poquiiiiito de inglés). Cuando llegó la muchacha, los dos individuos amables se fueron y les di las gracias.
La muchacha estuvo tratando de ver qué onda, abrió la máquina y todo, pero el billete no se pudo recuperar, así que ahí mismo imprimió un historial y me llevó a la oficina.
Me preguntó que si era estudiante de intercambio, le dije que sí, preguntó que sí de Rotary y sonrientemente le dije que sí. ¡Súper amable!
Después me dejó con un muchacho/señor que me explicó que tenía que llenar unos papeles y que sí tenía dirección de aquí. Le dije que sí, le di mi tarjeta de residencia y amablemente me dijo: “¡Perfecto! Yo puedo ayudarte a llenarla”.
En lo que él la llenaba yo platicaba con Nicole; no se tardó ni 10 minutos (creo que fue muucho menos) y me entregó la hoja ya lista y todavía se disculpó por hacerme esperar tanto  (¡¡¡qué!!!) y me dijo dónde firmar. Después de eso, me entregó mis 500NT, mis tarjetas y se volvió a disculpar.
No lo podía creer. Tanta eficiencia, amabilidad, ¡todo!
Amo a México, pero no estoy orgullosa de la organización, la eficiencia, el trato de muchos trabajadores, etc.
Aquí fue rápido, sencillo y hasta con sonrisas, ¡sonrisas!
En serio que me acuerdo y un siento algo extraño… Pero bueno y feliz, aunque al mismo tiempo me da vergüenza por México, porque bien sabemos lo que hubiera pasado allá, en especial cuando hay papeleo de por medio.
En fin, en eso sí nos ganan… Eso y el orden que aquí existe ¡para todo! Para las filas, sobre todo.
La seguridad también; el otro día vi a un ¿guardia? sacar el dinero de una de las máquinas donde pones dinero a tu tarjeta y pregúntenme si había alguien cuidándolo con armas o algo… ¡No! Estaba ahí solo tomando el dinero y hasta me ha tocado verlos con el carro lleno de dinero dentro del MRT viajando.
Así que Taiwán-1, México-sin comentarios…

Pero pasando a otros temas, ¡fui al doctor!
¿Qué tiene de especial? Pues que fue mi primera visita al doctor en Taiwán.
Ya había tenido gripa una vez, pero nunca vi al doctor y ahora traigo una tos enfadosa y dolor de garganta, así que sí quise ir, además de que era un buen y verdadero pretexto para faltar a la escuela, jaja. Pero no, ya en serio, sí traía dolores de cabeza, entonces no estaba tan cómodo ir a la escuela.
Fui a lo que creo que es el equivalente del IMSS, pero no fui a un hospital, nomás a una clínica pequeña. Como mi mamá hizo cita (que por cierto se la dieron de un día para otro).

“Malas” noticias: tengo las anginas inflamadas.
Buenas noticias: el doctor dijo que mi voz puede llegar a un tono muy alto (creo que todos mis amigos los saben, jajaja) y que podría ser buena cantando. Ja.

Pero fui muy feliz por usar la mascarilla esa que usan casi todos los taiwaneses, jaja. Lo quería hacer aunque fuera una sola vez, nomás para agarrar cura.
Y te dan la medicina en muchas bolsitas, cada una con su porción de mil8mil pastillas, muy curiosito el asunto, jaja.

Ah, y les decía que mi papá es un bully porque cuando íbamos de regreso a la casa, me estaba diciendo que había inventado la historia de que estaba enferma nomás para no ir a la escuela y se puso a imitar la tos chafilla que traía, jajajaja. Muy chistoso.

En fin, pronto estaré de regreso contándoles muchas de las cosas que tengo pendientes, pero también entiéndanme, me quedan poquitos días y tengo mucho por disfrutar! 😀


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